Saints Row

El Boss es el corazón de los Saints; el pegamento que mantiene unida a la banda. También es la máquina de matar suprema. Dispara primero y pregunta después. Engreído, seguro de sí mismo y nadie le mangonea. En definitiva, tú eres el jefe: tú decides quién quieres ser y qué quieres hacer, para dirigir tu propio camino al éxito y formar los nuevos Saints.

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Kevin le encanta la música y sabe cómo montar una buena juerga. Es el publicista de los Saints y el que lo arregla todo, además de un DJ de renombre en Santo Ileso, con contactos por toda la ciudad, lo que lo convierte en el tío que conoce al tío que conoce a un tío. Si necesitas algo, Kevin sabe cómo conseguírtelo. Es extrovertido, legal con sus amigos y haría lo que fuera por ellos. Además cocina fenomenal… Dada su conexión con los Idols, no tiene reparos en romper huevos para hacer tortillas.

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Neenah es la conductora de fugas de los Saints (la mejor del sector) y tiene una larga relación con los Panteros. Ha sentido un profundo amor por los coches durante toda su vida y los conoce de cabo a rabo. Además de ser una entusiasta del automóvil, también le encanta el arte. Ya se trate de arreglar motores, crear esculturas o hacer contrabando, Neenah tiene un talento natural para ensuciarse las manos. Es tranquila y sosegada; no hay nadie mejor que ella para que te cubra las espaldas en un apuro.

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Eli es el estratega a largo plazo de los Saints; el que sabe cómo conducirlos de pequeños operadores a una gran organización. Es un genio de los negocios y está decidido a construir un imperio. Llegó a Santo Ileso para enriquecerse como empresario y crear su propio negocio, solo que no se dio cuenta de que su pequeña empresa iba a ser un imperio criminal.

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Los Panteros son la banda inicial y autóctona de Santo Ileso. Obsesionados con la fuerza y la cultura del automóvil, controlan la mayor parte del núcleo de la actividad delictiva de Santo Ileso: robo de coches, tráfico de drogas, chantajes de protección, contrabando..., lo clásico. Las calles de Santo Ileso son su casa, su territorio, su ciudad. Se han criado aquí. Son los dueños de esta urbe.

Para ellos, los demás son intrusos. Se les tolera mientras se mantengan al margen, guarden las formas y paguen una parte de los beneficios. Quien no lo haga, se enfrentará a las consecuencias. Ante todo, los Panteros respetan la fuerza física y bruta. Su obsesión por los vehículos es tanto práctica como simbólica: sus muscle cars, motocicletas y monster trucks son la base de su poder, y sirven tanto de activos para cometer delitos como de armas para abatir a cualquiera a quien tengan que poner en su sitio.

Se dedican constantemente a poner a punto sus coches para obtener un rendimiento óptimo. También los utilizan como una forma de expresión artística; una manera de mostrar su «orgullo de pantera». Los coches son una fuente de prestigio y estatus personal dentro de los Panteros: dispara a alguien en la cara y está muerto; le jodes su coche... y no es nadie. Los Panteros tratan sus cuerpos de la misma manera que sus coches: son tanto bienes como armas, por lo que pasan tanto tiempo entrenando para mantenerse en forma como poniendo a punto sus coches.

También tratan sus cuerpos como una fuente de expresión personal, desplegando su orgullo de pantera a través de elaborados tatuajes. Los Panteros se ganan la vida principalmente mediante el transporte de contrabando tras la frontera entre México y Estados Unidos hasta las principales ciudades del país. La naturaleza de la carga no es importante: si el precio es adecuado, lo transportarán, ya sean drogas, armas, antigüedades robadas o fugitivos. Y no dudarán en atropellar a cualquiera que se interponga en su camino. 

Líder

Sergio Velez

Sergio Vélez es el jefe de los Panteros, el cabecilla musculoso del hampa de Santo Ileso. Ha consolidado el poder para establecer a los Panteros como la banda callejera dominante de la ciudad. Su control de la facción se basa en una mezcla de intimidación física y pura fuerza de personalidad, algo que ha empleado para convertir lo que eran unos pandilleros de barrio en un sindicato del crimen con todas las de la ley. No tolerará la desobediencia ni la falta de respeto, desde dentro o desde fuera. Quien le haga quedar mal se encontrará de frente con el cañón del poderío de los Panteros...

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Los Idols son una secta anarquista que pretende derribar «el sistema», es decir, toda la estructura social, cultural, política y económica actual, mediante actos de violencia y caos. No sabemos exactamente con qué pretenden sustituir esa estructura. Lo que está claro es que quieren arrasar con todo... y han elegido Santo Ileso como el lugar donde pronunciarse. Los crímenes de los Idols van de lo sublime a lo ridículo.

Cualquier cosa, desde hurtos y actos de vandalismo, hasta secuestros, asesinatos y atentados, está permitido. Como devotos anarquistas, hacen lo que les venga en gana; mientras ninguno de sus compañeros resulte herido, lo consideran un golpe contra el sistema. Los Idols son legión y van en aumento. Reclutan constantemente, aprovechando fiestas, raves y redes sociales para difundir su mensaje y atraer a nuevos miembros. Puede que no todos sean verdaderos creyentes (de hecho, puede que la mayoría de ellos estén un poco trastornados), pero no pasa nada.

Juntos, tienen más que personal suficiente para amenazar a cualquier otra facción de la ciudad. Como cualquier secta, los Idols animan a sus seguidores a desprenderse de sus antiguas identidades y a abrazar la ideología del culto. Los Idols emplean esta técnica hasta el extremo. Cuanto más se asciende en los Idols, más se desprenden de su identidad hasta que se cubren los rostros y se deshacen de los nombres.

Su individualidad se sacrifica al conjunto, algo que consideran la clave de la victoria. Individualmente, son gotas de agua que golpean sin peligro al opresor como si fuera lluvia. Juntos, son un diluvio que calará los huesos de todos los habitantes de este mundo.

Líderes

el Colectivo 

El Colectivo es el grupo de seis cabecillas enmascarados y misteriosos tras la anarquía de los Idols. Tras despojarse de sus verdaderas identidades al servicio de su causa, solo se pueden identificar por el patrón único de sus placas faciales digitales. No solo están decididos a derribar la sociedad corrupta que ven a su alrededor, sino que también se ven a sí mismos como los pastores del rebaño de los Idols, su creciente grupo de devotos. Como cualquier líder de una secta, exigen que su control sobre sus seguidores sea absoluto. Y con este ejército a su disposición, pueden dirigir desde la retaguardia, enviando a sus secuaces a causar estragos indiscriminados mientras cosechan los beneficios...

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Marshall, una entidad militar privada conocida por su armamento avanzado, su falta de moral y su mentalidad por disparar primero, es una de las empresas más rentables (y más peligrosas) del planeta. Tiene contratos gubernamentales en todo el mundo, y es uno de los defensores incondicionales del complejo militar-industrial de la Guerra Fría.

Sus equipos de mercenarios proporcionan operaciones encubiertas a sus clientes, baños de sangre y... bueno, llamarlo «crímenes de guerra» es pasarse un poco, pero no es del todo inexacto. Su ejército de abogados es tan letal en la sala de juntas como sus soldados en el campo de batalla. Y con los avances tecnológicos que produce su departamento de I+D, pueden reclamar con confianza la ventaja en cualquier conflicto en el que se vean envueltos. Marshall trasladó su sede a Santo Ileso en los años 80, cuando adquirió varios de los principales contratistas de defensa de la región.

Aunque la mayor parte de su operación es internacional, tiene muchos clientes locales: bancos, casinos, museos, centros comerciales, así como gobiernos de ciudades y condados, a los que proporciona seguridad privada y servicios relacionados. Esto no es solo una fuente de ingresos, sino también buen marketing. Después de todo, Santo Ileso no es la más estable de las ciudades. Si Marshall no puede mantener la paz en su propia ciudad, ¿cómo puede convencer a los clientes internacionales de que harán lo propio en un territorio ocupado? Esto significa que los servicios de seguridad que Marshall presta a las empresas locales no son siempre totalmente voluntarios.

La línea que separa la «seguridad privada» de la «mafia de la protección" puede ser muy delgada. Ahora bien, esta no es la cara que Marshall presenta al mundo. Gracias al implacable equipo de relaciones públicas de Marshall, tienen una excelente reputación pública como inversores, innovadores, defensores de la paz y filántropos con conciencia cívica. Esa es su historia y la mantienen. A punta de pistola, si es necesario.

Líder

Atticus Marshall

Atticus Marshall parece un ganadero campechano de los de antes, pero no te dejes engañar. Es un hombre de negocios despiadado y un furioso narcisista. Si te pones de su parte, será tu mejor amigo; si le contrarías, te destruirá. Habla mucho sobre la gentileza, el honor y la decencia, pero no cumple con lo que predica. A fin de cuentas, para él, la gente es totalmente prescindible. Como jefe de las exitosas Marshall Defense Industries, Atticus vende armamento avanzado, material militar de alta tecnología y ejércitos privados integrales a individuos y gobiernos de todo el mundo. Lo que significa que tiene tanto el dinero como el poder para acabar con cualquiera que se interponga en su camino...